Nuestros gatos son, por naturaleza, propensos al estrés. El hecho de sacarlos de su zona de confort, especialmente cuando no están acostumbrados a la manipulación y la socialización, genera un estrés significativo. Como su tutor, también sientes este estrés, consciente de que no es una situación agradable y que podría desencadenar agresividad o afectar su sistema inmunológico.
La solución no es evitar las visitas médicas o esperar hasta que estén muy decaídos para llevarlos al veterinario. En este artículo, proporcionaremos pautas para que el viaje y la estadía en la clínica veterinaria sean más agradables tanto para tu felino como para ti.
Preparación para la visita a la clínica veterinaria:
- Transportín seguro: Siempre utiliza un transportín para llevar a tu gato al veterinario. Esto es más seguro y menos estresante para ellos. No muestres el transportín solo cuando sea hora de la visita; déjalo en la habitación con la puerta abierta para que pueda explorarlo. Si tienes un gato adulto, considera cambiar el transportín para que se familiarice con el nuevo. Coloca snacks y juguetes dentro para que lo asocie positivamente.
- Adaptación gradual: Cuando veas a tu gato dentro del transportín, cierra la puerta y llévalo a diferentes áreas de la casa. Esto ayudará a que se acostumbre al movimiento y lo vea como un juego.
- Preparación antes de la visita: Deja a tu gato dentro de casa unas horas antes de la cita para evitar retrasos. Al introducirlo en el transportín, sé amable y coloca juguetes y mantas con su olor. Nunca lo dejes en el suelo.
El día de la visita al veterinario:
- Ayuno y golosinas: Si tu gato se marea durante el viaje, ayúdalo ayunando durante un par de horas antes de la consulta. Lleva una golosina para premiarlo.
- En la clínica: Si la clínica no tiene una sala de espera exclusiva para felinos, mantén la jaula en alto, tapada con una manta y mirando hacia la pared para evitar contacto visual con otras mascotas.
- Durante la consulta: Abre el transportín antes de la revisión para que pueda salir voluntariamente y familiarizarse con el entorno. Mantén la calma y recuerda que la educación previa a la manipulación es crucial.
Si, a pesar de seguir estas recomendaciones, el estrés persiste, consulta con un etólogo. El estrés puede desencadenar patologías como la cistitis idiopática felina.